viernes, 3 de junio de 2011

A que me mires...y a verte.

Me miras, tus ojos parecen sonreír y todo tú estas transformado, ahora puedo verte, ahora me doy cuenta y nos descubro nerviosos, gana la incertidumbre y la atracción suprema que nos produce lo incierto… Me miras con poder hipnótico, embriagante, no sé como lo lograste pero estoy callada, apretando las manos y buscando la forma de que no encuentres en mí todo lo que estoy pensando, a ratos sonrió en un intento de calmarme y solo consigo ponerme aún más en evidencia, me hablas y me observas en una danza que me domina y a pesar de que quiero salir corriendo a donde pueda convencerme de que no existes y que te invente yo, de regreso a mi mundo solitario de muros defensivos y territorios protegidos…Me quedo, me quedo a que me mires y me quedo a mirarte, me quedo a intentar una plática trivial, me quedo a temblar allí a 75 centímetros de distancia, me quedo porque cuando me miras el aire cambia de olor y los ruidos se callan, me quedo a descubrir si eres de verdad, me quedo a beber de tu elixir, porque de tu mirada brota una fuente que me transforma, me quedo porque quiero y punto.

Me miras, mientras bebes a sorbos tu cerveza y yo pienso si podré salir con vida después de otro tequila, me miras y me vas contando poco a poco como soy porque llevas tiempo observándome, estoy asombrada porque desde siempre me convencí de no verte, las mil veces que estuve a tu lado creí pasar inadvertida, los breves segundos que te vi mirándome opté por sacudir la cabeza y sonreír, no podía verte y no me lo permití…y hoy, sin más escapatoria decido verte viéndome y el magnetismo hace todo lo demás. No importa el tema, seguimos conversando intentando respirar mientras los pulmones se aprietan en el pecho y el aire parece no alcanzar, tu mano me sorprende y mi alma brinca en su escondite, tu boca sonríe y la puerta de mi cárcel se abre. De pronto es demasiado, es más de lo que puedo manejar y bebo mi tequila para tener el valor de irme, quiero correr a donde tus ojos no me alcancen, a donde no sepas a que huelo hoy, a donde no importen los detalles de la realidad…pero me quedo.

Me miras directo a los ojos, me miras de pies a cabeza, me miras las manos y las uñas, me miras el cuello y los hombros, me miras y hablas, me miras intenso mientras te callas para verme, me miras y no tengo para donde correr, hago un intento consiente por tomar el control, me recupero por un breve segundo y me atrevo a verte, tú también estas temblando y cuando yo te miro tu mirada se ilumina dejando en el aire la sensación de un pequeño triunfo, me cambia el sabor de la boca y el miedo se enciende y se apaga intermitente, tu mano me aterriza y me toma fuerte obligándome a permanecer en el ahora, me estas observando y sabes que has encontrado el código que abrió la caja fuerte, me miras mientras te miro y ahora eres más fuerte, diriges la mirada y tus movimientos se vuelven más estructurados a pesar de que tu rodilla tiembla, yo tiemblo por dentro y tú lo sabes, tu mano está en mi cabello rizado y en la espalda me recorren mil mariposas de alas azules…a lo lejos aún tengo ganas de escapar, de correr y dejar de sentir, pero me quedo.

Me miras hasta que llega un segundo en que no podemos más y tu nariz se va en picada al perfume pegado a mi cuello y tu boca me busca y nos encontramos en un momento sublime en el que tu oxigeno llena mis pulmones y me rescata mientras que mi ternura te inunda y alivia tu sed, el mundo entero desaparece y quedamos tu mirada, tus besos y yo, dominándome a mi misma para quedarme y no correr, parada a penas al borde mientras todo mi ser me grita que salte, sin paracaídas…mis pensamientos me marean y te abrazo esperando quitarme el miedo rodeada de tus brazos, tu olor me inunda y mi alma se aquieta…es rico, es delicioso el espacio apretado entre nuestros pechos …Me miras y el mundo desaparece, solo existe tu mano recordándome que existo hoy y que solo este momento es realidad, me miras y ya nada importa porque tu beso que sabe a sal y limón me transporta a lugares de mí misma que había olvidado - solo prométame que no va a salir corriendo- me dices leyéndome y sonrío sabiéndome descubierta, así que me quedo.

Me quedo a que me mires, me quedo a verte, me quedo a que tu mano me enseñe lo que ha descubierto de tanto verme, me quedo a distinguir los mil perfumes que jamás has usado, me quedo a que huelas mi cuello cada día y que redescubras el sabor de la vainilla cuando está pegada a mi piel, me quedo a contarte los lunares y que me mires así otro día, hoy, en este momento breve que existe sin reglas, me quedo con miedo intermitente porque todavía me abruma el destino, pero aún así y a pesar de todo, me quedo a que me mires y a verte.

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