viernes, 29 de abril de 2011

Isabel

Isabel era pequeña como un suspiro, delicada como flor de cerezo, sensible como pezón de quinceañera, profunda como océano, impredecible como un estornudo, valiente como guerrero prehispánico. Isabel era buena como aire de campo, reconfortante como té de manzanilla y salvaje como hierba de menta…Isabel era intensa como tormenta de la costa sur y apasionada como el olor del jazmín, a ella que era tantas cosas bonitas le había dado por pensar que no era nadie, que no era nada, que se gastaba el aire del mundo y que ocupaba un espacio en el planeta destinado a un ser superior y no a alguien como ella.

Isabel era amable como sombra de jacaranda, tierna como mirada de bebe, fuerte como hormiga, adictiva como siesta de media tarde, cálida como playa del pacífico, hermosa como atardecer de volcán, Isabel era una mujer única cuya mayor virtud era estar siempre disponible, tenía unos oídos atentos y un tono de voz perfecto para cada momento, Isabel pasaba desapercibida cuando estaba pero era imposible dejar de notar su ausencia, jamás comprendí como lograba ser casi invisible y a la vez ser indispensable.

Isabel era lo que no se imaginaba y lo que no comprendía aún cuando intenté explicarle, porque ella no logró nunca verse a sí misma con los ojos con que la miraba el mundo, Isabel, mi Isabel adorable que era compasiva con todos fue siempre inclemente consigo misma y no se permitía un error de esos sencillos que nos perdonaba sin tramite a todos nosotros los que la buscábamos para que nos escuchara, nos consolara, nos devolviera la fe y nos cobijara en su mundo de sonrisas buenas y miradas dulces.

Isabel se murió de pronto y sin permiso así como se mueren los seres queridos, Isabel se murió dejando un hoyo en el planeta y en mi alma que tiene justo su tamaño, su forma, su color, su olor, sus ganas perpetuas de helado de pistacho y su pelo castaño que de tan suave y tan liso jamás aceptó el yugo de un peinado que no fuera su perfecta caída sobre los hombros menudos del pequeño cuerpo que contenía el alma extrañamente insatisfecha de aquella mujer agridulce que era Isabel.

Isabel se murió sin explicaciones y sin diagnósticos, sin escándalos familiares ni amenazas previas, se murió de pronto, en su cama, con su pijama rosa pálido de florecitas azules, con los ojos cerrados y una sonrisa en el rostro. El día que el volcán escupió arena otra vez y que todos teníamos susto, esa noche, tuvo tiempo de dejar barrida la banqueta y recogida la arena, tuvo tiempo de hacer la cena y dejar planchada la camisa de mañana.

Isabel se veía hermosamente en paz esa su última mañana, Isabel dejó su closet ordenado y sus aretes en pares metidos cada par en una gavetita del joyero, dejó quince pares de zapatos número 6 y dos peines de dientes finos, un perfume de vainilla y fotos de todos de cuando éramos bebes, dejó pedida la carne de la semana y pagada la leche, dejó sacudido el mueble y tapado el canario.

Isabel no se levantó a tiempo para el desayuno, como ella no estaba, nadie recogió la prensa del jardín y la Lolita se hizo pipi en la sala porque nadie le abrió la puerta de atrás para que saliera al patio, Isabel se murió y aquí nadie sabe cómo se sigue viviendo cuando queda en el mundo un vacio tan grande como el que dejó con su ausencia esta mujer tan pequeña como un suspiro.

sábado, 9 de abril de 2011

Gracias mi amor!!

Hola amor!! Nos hemos despedido tantas veces en tantos años que otra vez parecería broma, por eso decidí mejor saludarte, saludar tus virtudes y tus dones, hacer una carta de reconocimiento a todo lo que has significado en mi vida, a nuestras maravillosas conversaciones, he disfrutado tanto conversar contigo, tienes una mente brillante que toma un tema y lo transforma, le pones una intensa pasión a cada tópico transformando un tema cualquiera en todo un evento filosófico del que nos reímos, nos enojamos y nos consolamos solitos y juntos, definitivamente eres un excelente conversador, un desafío para la mente y un refrigerio para un mundo tan vacío y estúpido como el que vivimos.

Eres una compañía deliciosa, disfrutas empecinadamente lo que haces que es imposible no sentirse contagiado, los buenos tiempos quizá no son tantos como yo hubiera querido, pero en general nuestros tiempos juntos han sido buenos. Haz sido mi amigo, eres de esos amigos que piden más de lo que dan, pero que cuando dan, lo hacen con tanta gracia y magia que parece compensar el tiempo y el desgaste de la espera. Nada en ti como las contradicciones, como los arrebatos, como los desbordes, ideal para alguien como yo con esta vocación al drama y a la pasión.

Estoy agradecida con Dios y con la vida por este paseo por tu tiempo, por tu mundo, por tu corazón que aprendí a querer con todo lo que me da el alma, por tu mente brillante capaz de dominar los números y la lógica tan impecablemente, definitivamente estoy agradecida con Dios y con la vida porque de alguna extraña manera rompiste el hechizo que cayó sobre mí y en tan solo dos meses finales retome el rumbo hacia el lado oscuro de mi alma femenina.

Con tu dureza me hice suave y con tu agradecimiento me sentí plena, no creo que te lo hayas propuesto pero me enfrentaste con los más temidos de mis fantasmas y de tu mano salí de mi propia cárcel y aprendí de nuevo a ser feliz con este roll de ser mujer, de cuidar y de dominar mi propia alma antes de salir cada mañana al exterior.

Me quiero quedar con lo bueno, te quiero recordar así como estas últimas semanas, divertido, amable, casi dulce… te quiero recordar así, dispuesto a escuchar y dispuesto a recibir, quiero pensar que tendrás una buena vida y que algún día leeré un reportaje sobre tus grandes logros, quiero pensar que la vida te dará tiempo para tener una hermosa hija que tenga tus ojos y que encuentre en tu alma un lado permeable que llene de luces de arcoíris la habitación de al lado y de sonrisas los marcos vacios de fotos en tu sala.

Yo tendré que hacer una ceremonia privada de cancelación de contrato en donde renuncie a ser la más fiel de tus admiradoras, tu ángel guardián, tu niñera, tu confidente, tu amiga, tu cocinera, tu ama de llaves, tu enfermera, tu compañía para las noches muy oscuras, las carreteras muy solitarias, las tardes muy largas, las mañanas muy complicadas, los proyectos muy retadores…una renuncia formal al papel de amarte como un vicio y al de esperar a que te despiertes como única esperanza…en esta ocasión quiero decir que por fin me atreví a dar de mí lo mejor, a poner todo sobre la mesa sin temor, con toda la valentía de la que soy capaz y sin ninguna expectativa irracional.

Estoy triste pero en paz, porque ambos sabemos por fin quienes somos, porque la verdad finalmente se quito el disfraz y apareció clara, desnuda y tímida…cuantos, muchos caminan por allí agarrados con firmeza a su propia mentira y se gastan la vida en ocultarse, en parecer…y yo, a pesar de estar triste porque voy a extrañarte, estoy feliz de haberte conocido, al fin, tal y como eres, sin fantasías tipo Disney ni cuentos auto inventados, eres lo que eres y te amo, pero es mejor quererte desde aquí donde cada día mi amor será transformado en dulce recuerdo y sana amistad que quedarme hasta aprender a odiarte, a llorarte, a verte morir y a morir contigo.

Gracias a ti soy una mejor persona, una mujer completa…gracias a tu ceguera hoy veo más claro, gracias a tu soledad entiendo que realmente no estoy tan sola, gracias a tu terquedad desarrollé flexibilidad, gracias a tus lágrimas sé que soy más fuerte de lo que pensaba, gracias a tus risas hice las paces con mi sentido del humor, gracias a tus llamadas aprendí a defender lo que quiero delante de quienes me quieren, gracias a tu papá me atreví a ser yo misma sin miedo, gracias a tu valor enfrente algunos problemas con los que pensaba que no podía sola, gracias a ti, entendí de lo que soy capaz y de lo que no.

Gracias mi amor por todo lo que me diste, lo que me recibiste y lo que me enseñaste en todo este tiempo, espero que tengas una buena vida, espero que encuentres lo andas buscando y que algún día la felicidad sea tu consecuencia, ojalá que leas el libro que te compartí, ojalá que sigas comiendo sano, ojalá que sobrevivas al ritmo despiadado de tus antojos, ojalá que nos alcancé la vida para volvernos a ver y hacer un recuento de lo que somos, de lo que nos convertiremos y de lo que significamos.