lunes, 19 de septiembre de 2011

El lenguaje del nosotros

El lenguaje de las actitudes, el lenguaje de los gestos, el lenguaje de los mensajes y llamadas a un teléfono celular, el lenguaje de los cuerpos, el lenguaje de las miradas y las sonrisas, el lenguaje de los silencios, el lenguaje de los regalos, el lenguaje de la frecuencia y la intensidad de una visita, el lenguaje frente a los demás, el lenguaje privado…los lenguajes múltiples de todo lo que se dice con palabras y sin ellas, los lenguajes muchos que necesitamos para decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que tememos, la razón de todas nuestras sin razones…el lenguaje de la ropa que escogemos para este día, el lenguaje del cabello o la barba, el lenguaje de una carta o de una mención en facebook, el lenguaje oculto y discreto, el lenguaje de los pensamientos que no se cuentan, el lenguaje de nervios y sonrojos…los múltiples lenguajes que se requieren para ser nosotros y que todo esto que nos está sucediendo sea posible.

El lenguaje de tus besos y el lenguaje de tus manos…todos esos millones de detalles que dicen a su modo lo que eres y lo que soy, que explican a nuestras perceptivas almas lo que es ser nosotros en medio de las circunstancias que nos rodean, tus ojos me hablan y tienen su propio lenguaje, tus manos que pasan rápido por tu pantalón, nerviosas, aceleradas, tu silencio toda la mañana después de una maravillosa llamada nocturna, tu camisa rosada diciéndome en secreto que quieres un elogio, tus zapatos cambiados para generar otro poema, todo girando alrededor de comunicarnos, de expresarnos, de ser nosotros.

El lenguaje de tus bocados esforzándose para ser pequeños y no terminar media hora antes que yo en los pocos almuerzos que compartimos, el lenguaje brusco de mi molestia, el lenguaje largo y paciente de tu disculpa, el lenguaje de tu cabeza doliéndote cuando la presión de la vida rebasa su límite por varios días, el lenguaje de mi pelo colocho para decir un sentimiento y una mata de pelos lisos enmarcándome la cara para decir que otro estado de ánimo ha llegado, el lenguaje de escucharte contarme tu historia como quién me incluye en un pasado que me perdí pero que quisiera alcanzarme, el lenguaje de tu cansancio durmiéndose entre mis brazos como una locura imprevista, el lenguaje de tus palabras, de tus risas, de la forma acelerada como saltas de un tema a otro, el lenguaje que nos ayuda y el lenguaje que nos estorba.

El lenguaje que no siempre dice lo que queremos, el lenguaje que por más que nos esforcemos nunca es suficiente para decir del todo la intensidad de lo que si pasa y el vacío enorme de lo que aún no pasa, cada gesto, cada actitud, cada mirada, cada detalle tiene su historia que contar, cada silencio estratégicamente colocado por nuestro todo poderoso inconsciente, todo lo que somos habla, grita, susurra o insinúa, nunca callamos, siempre comunicamos…nosotros, los que hasta ahora somos, recurrimos irreverentes a toda clase de artimañas lingüísticas para expresar este amor que a pesar de ser perfecto pareciera haber llegado con diez años de retraso.

Te mando un mensaje y digo que respeto tu privacidad, aunque también digo que tengo algo que decir de lo que no me siento tan segura como para llamarte, me llamas de mañana y dices que amaneciste pensando en mí, pongo en mis oídos aquellos aretes y te cuento aunque no me veas que te llevo conmigo todo el día, aunque también me digo a mí misma que estas aquí y así calmo mi ansia, usas ese sobrenombre bello que me tienes y evocas mis más profundas emociones, me dices que tengo un nombre que solo tú puedes decirme y de cierta forma me haces tuya, tiemblo mientras te saludo y tú sabes que el amor intenso me roba un poco la razón, llamas en el día de silencio y gritas que el tiempo separados algunos días se hace insoportablemente largo, te escribo como ahora contándote que cada recurso que usamos es tan valioso como agua y que intento que nada pase desapercibido y que ayer cuando me aclaraste que decir nosotros lo cambia todo, y entonces, queda de nuevo en evidencia que ser nosotros es toda una aventura, una aventura emocional, una aventura sensual, una aventura personal, una aventura lingüística.

Las palabras no bastan por eso usamos miradas, las miradas no bastan, por eso usamos sonrisas, las sonrisas no bastan por eso usamos besos, los besos no bastan por eso usamos caricias, las caricias no bastan por eso usamos silencios, los silencios no bastan por eso usamos textos, los textos no bastas por eso usamos canciones, las canciones no bastan por eso volvemos a las palabras intentando un tono de voz diferente en la búsqueda obsesiva del énfasis perfecto, el tono de voz no basta, por eso usamos poemas, los poemas no bastan por eso hacemos poesía con los cuerpos, los cuerpos no bastan y por eso usamos la distancia, la distancia no basta y entonces locamente volvemos a empezar de las palabras a las miradas, de las miradas a los perfumes, de los perfumes a los recuerdos, de los recuerdos a las canciones, de las canciones a los besos y de los besos a la trampa de entender súbitamente y tan solo por un segundo que jamás, nunca seremos capaces de decirlo todo, peor aún, que lo que entendemos de lo que el otro dice es limitado y minúsculo, pero que esta aventura lingüística de expresarnos poco a poco nos va convirtiendo en nosotros.

2 comentarios:

  1. Es maravilloso compartirnos, tener con quien intentar ser yo y a la vez nosotros...
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  2. Amiga mia solo tu puede expresar en forma esctrita de una forma tan precisa esos sentimientos que son tan dificiles de entender y decifrar tienes un don maravilloso.

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